Cómo un puñado de rayitas cambió para siempre las investigaciones criminales
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El forense Antonio Alonso escuchaba en la tele a Mercedes Milá aquella noche de 1995. La presentadora hablaba de una importante prueba genética definitiva para identificar los huesos de Lasa y Zabala. Alonso tenía delante parte de esos restos. Del trabajo de su equipo dependía zanjar un asunto que mantenía en vilo a la sociedad española. “Era fin de semana, recuerdo que había bastante presión mediática, y el domingo por la mañana teníamos el informe”, rememora el especialista, hoy director del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias...